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Investigación Fondecyt del Dr. Francisco Zamorano: “el fútbol puede ser visto como un modelo de guerra, pero en tiempos de paz”

“En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”. – Eduardo Galeano

Las personas organizan sus vidas en torno a identidades grupales y derivan de ello no solo beneficios materiales, sino también simbólicos y emocionales. La pregunta que surge es, ¿qué influencia tiene la afiliación cuando se enfrenta a un dilema social en el que existe una tensión entre el interés propio y el interés colectivo?. Eso es lo que se cuestiona Francisco Zamorano, Doctor en Ciencias Médicas e investigador del Centro de Investigación en Complejidad Social (CICS) de la Universidad del Desarrollo, en su investigación “Mecanismos cognitivos y neurobiológicos de la cohesión social: fútbol como modelo de afiliación y conflictividad grupal”, cuyos fondos para su desarrollo se obtuvieron tras la adjudicación de un Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt).

El proyecto, desarrollado junto al Dr. Pablo Billeke y el Dr. Carlos Rodríguez-Sickert, ambos investigadores del CICS, busca mejorar la comprensión del papel que tienen los mecanismos neurobiológicos subyacentes al control conductual en hinchas del fútbol, y cómo varían las conductas de cooperación y competencia intra e intergrupales en diferentes contextos de afiliación social.

De acuerdo a lo señalado por los investigadores, el fútbol representa un potente modelo de afiliación social, muy poco explorado en el estudio de los correlatos neurobiológicos de conductas sociales complejas, además de ser considerado una actividad destinada a la enajenación de las masas. En este sentido, el Dr. Zamorano asegura que “el fútbol es algo que vivimos a diario y en todas partes del mundo. Es un fenómeno globalizado que está presente en cualquier estrato social o etario y lo interesante es que es una afiliación extrema”.

Antecedentes

En una misma sociedad, existen diferencias importantes en las conductas cooperativas entre sus miembros cuando se relacionan con personas de su grupo de parientes, que cuando interactúan con personas no relacionadas a ellos. La evidencia indica que esta capacidad de discriminación habría dado paso a conflictos intergrupales, los que fueron una importante presión de selección durante la evolución de nuestro linaje. De esta forma, el conflicto intergrupal habría acentuado el desarrollo de rasgos agresivos y cooperativos en nuestra especie, pero especialmente en los antepasados masculinos humanos. Específicamente, las pruebas dan cuenta de que, bajo un escenario de competencia intergrupal, los hombres son más propensos a ser agresivos con sus iguales de otros grupos y más cooperativos con el suyo.

Dado lo anterior, se desprende que las dos causas principales de conflicto son, por una parte, la propensión generalizada y automática de las personas a categorizarse a sí mismas y a los demás en términos de divisiones inter e intragrupales y, por otro lado,  el rol que juegan los lazos intragrupales en guiar las respuestas de las personas frente a todo tipo de amenazas.

No obstante, hay instancias en las que puede existir la necesidad de formar una coalición social, la que se da cuando diferentes individuos se unen para luchar por una meta común. Generalmente, estas articulaciones operan como fuerzas sociales cambiantes en función del producto y del ciclo histórico, impulsando procesos de transformación productiva, institucional o legislativa. Este conocimiento es primordial para el desarrollo de mejores estrategias de prevención e intervención de conflictos y así aportar a un mejor funcionamiento de la sociedad.

La Metodología

Parafraseando lo señalado por Waldemar Méndez, ex futbolista profesional y actual analista y comentarista de fútbol en Fox Sport Radio en un estudio previo realizado junto al Dr. Zamorano, éste último añade que, “el modelo del fútbol puede ser visto como un modelo de guerra, pero en tiempos de paz: vamos a tener lo mejor de la guerra para estudiar, pero evidentemente sin las implicancias”. De este modo, se estudiarán las respuestas cognitivas de los hinchas de dos equipos de fútbol chilenos como modelo ecológico de afiliación en contexto de competencia, mientras resuelven paradigmas experimentales de teoría de juegos, emociones asociadas a la afiliación y control cognitivo.

La metodología a utilizar será el registro de la actividad cerebral mediante resonancia magnética funcional en un contexto ecológico. Además, los sujetos experimentales – que serán 80 adultos sanos hinchas de fútbol de los clubes Colo-Colo o Universidad de Chile – participarán de dos evaluaciones psicológicas que indagarán específicamente sobre el coeficiente intelectual y características de personalidad. Además, responderán una encuesta de fanatismo del fútbol para determinar su grado de afiliación al equipo y serán clasificados según la encuesta de fanatismo futbolístico desarrollada por el investigador turco Tasmektepligil.

Lo que se espera 

Uno de los aportes más importantes de esta investigación es la relevancia del conocimiento adquirido durante este proyecto, conocimiento que servirá para el desarrollo de mejores estrategias de intervención y educación para prevenir conflictos derivados del antagonismo intergrupal. Del mismo modo, se busca comprender de mejor manera la naturaleza cognitiva y neurobiológica de los mecanismos que subyacen a la afiliación social y a la toma de decisiones en situaciones de competencia en contextos de homofilia intragrupal y antagonismo intergrupal. Es así que, mediante el uso de un enfoque novedoso, se utilizará la teoría de juegos y la integración de una perspectiva evolutiva, para así poder entender los mecanismos detrás de la conflictividad social, utilizando el fútbol como modelo.


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